Trato de no dejarme invadir por imágenes de un viaje que seguramente alberga mas sorpresas de las que podría imaginar pero no puedo del todo.
Veo, sin previo aviso, entradas de casas llenas de nieve, la cena de navidad con comida china, la llegada al ya conocido aeropuerto... viajes en tren, entregarle regalitos a mi familia desconocida, el posible encuentro con seres que ya no deberían ser mas que fantasmas, un buen trago en el mismo bar junto con aquel plato inusual para mi, casi cotidiano para los locales. Sin contar una fiesta medieval de fin de año (esperoooo) en un tercer país.
Y es maravilloso que no pueda del todo detener el flujo de imágenes ya que es lo que me sostiene para aguantar una rutina que aunque siendo muy grata es bastante agotadora.
Pero he despojado estas fotografías de la mente de expectativas porque si no lo hiciera el tiempo hasta subir al avión se me haría tan largo que no podría lidiar con él y porque no sé que me depara en si tanto tiempo fuera... We´ll see...
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