
29 abril 2010
La rutina
Hace unos días atrás hablaba con alguien que, en pleno proceso de auto-análisis lúcido, me decía que su vida es simplemente una rutina.
La repetición de un día igual tras otro. Y me decía también, de que a pesar de que esta rutina le genera un aburrimiento difícil de vivir, le proporciona igualmente una sensación de falsa seguridad, por dar la imagen mental de que nada nuevo -y por ende perturbador- sucederá.
Me mire en ese espejo y no me quedo mas que admitir que, en este momento, sufro mas bien de lo contrario. Y bien digo sufro.
A pesar de tener una vida rutinaria, no lo es. Es decir, voy 6 días por semana a trabajar, tengo un horario establecido y un sitio fijo de trabajo. Tengo cita todos los domingos a la misma hora, en el mismo sitio, con la misma persona. Y así.
Pero... Lo que debo hacer en ese horario cambia con mucha frecuencia, por no nombrar que aunque repita las actividades nunca se repiten en realidad por el a quien se las presento, puede cambiar el horario si así lo deseo y también si surge algo inesperado. Mi cita semanal es distinta, cada vez, por su contenido.
Tengo un proyecto bastante grande, generador de estrés, que cada día es mas apremiante y que no logro todavia organizar, pero que tiene fecha pautada... Y no se del todo como darle forma porque hay factores externos que me obligan a simplemente sentarme y esperar-lo que no es mi estilo-.
Cuando justamente había logrado -en la medida de lo posible- desligarme emocionalmente lo necesario para llevar a cabo mis planes, surgió alguien inesperado, que no solo creó un nuevo afecto encantador, sino que me ha llevado a volver a estrechar relaciones con otros. Y lo que es grave para mi, me ha llevado a preguntarme si quiero dejar todo eso atrás.
Los últimos meses de este año, sabia yo traerían muchas sorpresas, pero, poco a poco se perfila que serán muchas mas de las que creía... Y como bien son sorpresas, no tengo idea de cuales serán.
Así que, así como otros sufren de la repetición de un día infinito, yo sufro de la tensión hija de una incertidumbre excesiva, graciosamente escondida bajo la mascara de la rutina.
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