
23 octubre 2013
That night
Me levanté y dejé atrás el banco.
Le di la espalda y le sonreí a la sirena. La hice participe de mis nostalgias de plumas blancas y le pedí que las conservara por mi, ella que colecciona testimonios, secretos, logros y penas.
Tal vez haya sido yo otra victima encantada por las notas que profiere para los perdidos.
Aunque yo, mas que perdido estaba ausente.
Comencé mi recorrido a paso tranquilo, entre arboles iluminados y coquetas terrazas
de bares populares.
Veo a la gente a los ojos, que tanto contrastan con los míos,
Y es una extraña mezcla de confianza y curiosidad lo que fluye, como un perfume que flotara
y proviniera de la piel mas que de la psique.
Escucho el sonido y ritmo de aquella lengua fascinante, tan llena de "Us" y "kas".
Aun en medio de las conversaciones y el pasar de la gente bajo el sol en estas tierras,
el silencio es omnipresente.
Es fácil imaginar todo bajo la luz característica del invierno y reflejada por la nieve.
Y vivo mi experiencia entre sueño y realidad, en la alternancia de lo efímero y la esperanza
de lo definitivo.
No me quiero ir y no me puedo quedar, pero, esa ultima mirada que recibí fue un llamado
a volver y a adoptar raíces de otros como propias aunque sea para darles forma única.
A pesar del tiempo que toma crear espacio.
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